lunes, 19 de marzo de 2007

Son Pocas las Almas (Monstruos Grises)

¨Hiedra que agostó el granizo
de mi incomprensión contumaz,
al tronco rugoso y sombrío
¿ya tu verdor no adornará?¨
(José Zacarías Tallet)

Las horas de calma y calor
anteceden al desastre que
se hizo carne con las relampagueantes
luces rojas y verdes que
destrozan mis oídos con
la agudeza de sus gritos.

Gota tras gota se hunde en
el barro mi mano ensombrecida,
que rescata vanamente lo
poco que no he perdido pero
que tal vez perderé.

Monstruos grises escupen dardos
congelados desde las alturas insensatas.
Y otros tantos monstruos grises se
olvidan de mí y de mi miseria,
montados sobre sus veloces corceles,
huyendo al refugio de sus
templadas guaridas.

Las gotas se hunden en el barro, y
en él se hunden mis pies, mis
piernas hasta que el mar del olvido
acaba por sepultarme.
En la horca de mi vida, los mismos
monstruos grises encadenan una pesada
piedra a mis pies, para no verme
escapando del lodo.

Son pocas las almas que se apiadan de mi dolor;
tienden sus manos para salvarme del sepulcro.
Caen junto a mí, pero volvemos
a levantarnos juntos para
reconstruir sobre las ruinas de lo
perdido, la esperanza de algo mejor.

Las utopías fueron apedreadas tristemente
entre el frío, la humedad y el viento.
Sus restos flotan sobre los ríos
marrones del dolor y la impotencia.
Son pocas las almas que caen
junto a mí, y son muchas las
que amarran el desinterés
a mis hombros… con la misma
frialdad que la mas cruel de las
tormentas.

Valentín Borlazno, 16 de diciembre de 2006

No hay comentarios: