viernes, 21 de marzo de 2008

Anclas

Las lágrimas son anclas de
la noche, cuando la oscuridad
hubo consumido los últimos
rayos de luz del día.

Son anclas, y perforan cada
centímetro del alma cuando
se asoman a las mejillas.

Las lágrimas son una carga de plomo,
que se derraman a cada paso,
que te impiden volar, que te impiden
seguir en la ruta.

En mi noche cargada de lágrimas,
y de palabras que evocan muerte
y miserias, no puedo deshacerme
de su insoportable peso.

Quisiera huir, escapar, desvanecerme
entre las partículas de oxígeno del
aire, y volar por la atmósfera, lejos del
corpóreo dolor.

Quisiera romper la prisión de carnes
y huesos, y diseminar mi espíritu
en la inmensidad del cielo azul, el mismo
que las lágrimas me impiden ver.

Quisiera huir del odio, de la impotencia.
Quisiera, pero no puedo. La inconsistencia de
la vida me depósito en este tiempo y en este
espacio, aunque yo no lo pedí.

Y sin embargo debo seguir luchando, por
las tiernas presencias que me susurran
al oído y me animan a seguir.

El horizonte perdido, que no se
si lograré hayar…

Valentín Borlazno
Lomas de Zamora, 16 de marzo de 2008

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