Para A.
Pesa la herrumbre del mar
como lágrima oxidada
que rebalsa cántaros de
nubarrones.
(¡Desconciertos!)
Las delicias cálidas,
el rosado pecho materno
clava espina honda en las
manos aletargadas
(¡Desconciertos!)
Más el lirio también
antes de perfumar al mundo
con su clamor,
supo cerrarse en su capullo
hasta que un nuevo sol
lo acarició.
(¡Nueva luz, nuevo amor!)
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