domingo, 8 de abril de 2007

El Olvido


When the night is cloudy and your eyes are only able to
see throw the glass of gold wine…


Mis ojos te ven mientras te alejás.
Mientras oigo blasfemias. El rocío que
unía nuestras marchas pendió de un
hilo hasta que una gota sórdida, hiriente
resquebrajó el inútil lazo que ataba
todo nuestro ser.

Te esfumás cual humo gris que prende
de mis humillados labios. Aquellos que
supieron desplegar sus armas mortíferas
como tiernas, contra el ser que sus
años desveló.

Esas armas hoy me mutilan. Encienden
su poder contra todo lo que mis sueños
poseyeron. Mutilan mis caricias, las hieren,
las entierran y acaban por destruirme
inútilmente.

Me restan fuerzas en mi. Parece que solo
el resplandor dorado del néctar que
enjuaga mis labios es la única pureza
que me permite amar. El mismo néctar que
me permite olvidar.

Tanta muerte cruzó nuestro amor que ya
no puedo acariciar la copa que contiene
el néctar de mi dolor. Ya que tu
recuerdo solo produce la cura y la conmoción,
allí donde solo se sembró temor.

Mi cuerpo desnudo sufre del frío de la tempestad.
Sufre los cantos alegres de los gorriones.
Las nuevas parodias de las calandrias
asoman tímidas tras el suave resplandor de
la luna nocturna.

Mi cuerpo embebido en sal y azúcar;
la magia de la fantasía tal vez me
deposite en un mundo mágico y de
magos encantados que me hagan amar
la cruz que desprende el sabor amargo
de tanto sufrir.

Valentín Borlazno
Lomas de Zamora, 20 de julio de 2006

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